…¡Y sentir al máximo! Esa es la lección tras haber coincidido con Eugenio Derbez. No el comediante. El humano. Hoy más que nunca lo apoyo y, presentándotelo tal como yo lo conocí, sé que le aplaudirás todavía más y más fuerte.

Alguien alguna vez le dijo que el hecho de que unas vidas importen menos que otras es el origen de todo lo malo que hay en el mundo.  “Y eso abarca cosas que oímos, como “es que esos son negros, es que esos son mexicanos, esos son inmigrantes, es que esos son esto, esos son lo otro, esos están muy prietos y esos están muy amarillos. Esos son ricos y aquellos son pobres. Esos son judíos, esos son católicos, esos son musulmanes”. Ese es el problema en el mundo, cuando la gente piensa que una vida importa menos que otra”, dice con total seriedad y mirada triste. 

¿Eso cómo podemos superarlo?

“Urge dejar a un lado el rechazo a lo que nos es diferente. Sí podemos sustituirlo con amor. Con compasión”. 

Te lo pregunto como hombre de negocios, como papá y abuelo, como artista, como un apasionado de la vida y como consecuencia de tu trabajo: ¿el amor lo puede todo?

¡Sí. Definitivamente el amor es el motivo de todo! Hay muchos tipos de amor, por ejemplo: yo amo mi trabajo y lo amaba por sobre todas las cosas pero el amor a mi trabajo me quitó el amor de mis seres queridos. Yo llegué a perder el amor de mucha gente y creo que estuve a punto de perder el amor de mi familia, en muchas ocasiones por amar tanto mi trabajo. En los dos casos hay amor, pero también hay que encontrar un equilibrio entre amar a todo mundo… no sé como decírtelo, pero todo es cuestión de encontrar ese equilibrio. No puedo amar nada más esto pero no lo otro… 

Dime: ¿Qué haces, entonces, para mantener la balanza? 

“En ese sentido tengo un problema muy grave. Tengo un tema con la justicia, con el que no puedo. Ya una vez estuve yendo con un psicólogo y se lo expliqué. No puedo… es… me enloquece la injusticia. El abuso. Me he cegado incluso… Ya me desfiguraron la cara cuando tenía como veintitrés años. Me desfiguraron toda una parte de la cara. No se nota. Creo que ya lo comenté alguna vez en mi vida, pero se me salió un hueso. Mi lado derecho está mucho más caído que el izquierdo. El caso es que, así como soy muy tranquilo y muy pacífico y trato de ser muy respetuoso, cuando veo que una persona lastima a alguien más o está cometiendo una injusticia, me pongo muy mal”.

Archivo Revista BLACK

“La experiencia y la madurez de los años me han enseñado que tengo que disfrutar la vida cada minuto, porque no puedo estarla sufriendo”

Yo cada que te veo, reencuentro a un tipo creativo, amoroso, con sentido de gratitud. ¿Estás orgulloso de ti?

“A ratos… Hay momentos en los que digo “¡Ay!, sí, me siento orgulloso¡” Pero después pienso: “No, todavía no, todavía no es el momento de sentirme orgulloso porque todavía me falta, hay muchas metas por alcanzar, todavía hay muchos caminos que recorrer, todavía tengo que demostrar muchas cosas. Claramente, cuando decidí que la prioridad era mi familia. Cuando nació mi bebé Cayetana me dije que era la oportunidad de mi vida para no repetir mis errores. La vida es bien canija. Agarra y dice “¿Ay, si? ¿No me digas? ¿Es en serio?” y de pronto: “Ahora ahí te va tu oportunidad en Hollywood que fue el sueño de toda tu vida… ahora cúmplemelo”.

¡Qué mona la vida! Nos alecciona, ya sea con respuestas e, incluso, con más preguntas. Porque te conozco, sé que a veces tú la enfrentas con humor, pero también con momentos, por decirlo de alguna manera, no tan chistosos. 

“La comedia me ha dado todo. Si la gente aprendiera a vivir con humor, su vida sería tan diferente. Yo he aprendido por mecánica de vida a reírme de todo: De mí mismo, de mis problemas, de la muerte, a un nivel que para mucha gente suena hasta insultante, pero es mágico. Reir es la mejor válvula de escape que puede haber. Las mujeres prefieren un güey que las haga reír, que un güey que sea muy guapo… ¿sí o no?” 

La guapura radica en el intelecto, al menos para mí, querido Eugenio. Y sin duda alguna, coincido contigo: El humor es uno de sus niveles más altos. Gracias por hacer de la risa un camino directo y sin escala a la evolución. 

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